Mi primera vez en una sauna gay ll

 
Hola de nuevo Juan, como te prometí te voy a contar como me fue la segunda vez que estuve en aquella sauna.
Una semana después de mi primera experiencia en aquel local decidí volver, me sentía ligeramente frustrado al no haber conseguido lo que andaba buscando.
Ya sabes de que te hablo, de lo mismo que a ti tanto te gusta, despertar el deseo de otro hombre por penetrarte, sentir como su polla se abre paso dentro de ti, oír su respiración nerviosa mientras se acomoda en un intento febril que que no quede ni un centímetro de su polla fuera...

Como tu sabes, yo no me siento atraído por el culo de un hombre, cosas curiosas que tiene el sexo. A mi me encantan las pollas, pero me importa mucho menos el resto del cuerpo de un hombre.
Cada persona es un mundo, como dicen.

Como la vez anterior, pasé primero por la ducha y luego me di una vuelta por las instalaciones. Entré en unas de las saunas, pero no soportando tanto calor, me dirigí hacia uno de los cuartos oscuros. Estaba vacío, así que me quité la toalla y me senté sobre la camilla. Al instante un hombre, le llamaremos Angel, entró en el cuarto, sin mediar palabra se acerco a mí. En silencio nos abrazamos y nos besamos, sentí como su polla erecta quedaba a la altura mis huevos, y los comprimía cada vez que con mis manos yo apretaba sus nalgas.

Nos separamos para seguir acariciándonos mutuamente, estábamos en ello cuando aparecieron tres hombres más. Sin más preámbulos se unieron a nosotros, acariciándonos por todas partes.
Uno de ellos, el más bajito, se metió mi polla en su boca, debo reconocer que la mamaba muy bien, y además con verdaderas ganas. Por dos veces le pedí que no siguiera, pero él insistía, volviendo a meterse mi polla en la boca, mi compañero le pidió también que no siguiera, hasta que conseguimos que lo dejara.

Por supuesto no me desagrada que me la chupen, y es para mí un honor que mi polla despierte el deseo de otro hombre. Y por supuesto me dolió tener que rechazar las caricias de aquel desconocido. Pero no quería que se repitiera la experiencia de la semana anterior, mi estado de excitación era muy grande, y aunque me hubiese encantado correrme en su boca, no lo quería hacer todavía.
-¿Te apetece metérmela? -Pregunté a Angel al oído.
-Si, pero aquí no.

Salimos rápidamente de aquel cuarto, dos de los otros tres hombres estaban ahora acariciando al más bajito, me imaginé lo que le iba a pasar muy pronto.
Yo seguí tras mi “pareja”, no cabe duda que conocía las instalaciones mucho mejor que yo. Entramos en un cuarto pequeño donde había una camilla. Cerró la puerta, e inmediatamente se acachó para meterse mi polla en su boca, luego su lengua lamió mis huevos.
-Ponte a cuatro patas sobre la camilla. -Me pidió.

Obedecí, él se puso tras de mí sin subirse a la camilla, separo mis nalgas con sus manos y su lengua lamió mi culo varias veces desde los huevos hasta la curcusilla. A continuación sentí como un liquido frio corría por ese mismo sitio, me estaba poniendo lubricante. Con uno de sus dedos lo fue empujando dentro del culo. Había cierta torpeza en sus gestos, y casi no entendía lo que decía cuando hablaba, su voz se había tornado ronca, era evidente que estaba ansioso por metérmela, y yo también lo estaba deseando.

Desde arriba y sin cambiar de postura, esperé mientras veía como se ponía un preservativo, y al instante lo tuve por fin de rodillas tras de mí. Mi cuerpo en ese momento era como un flan, un manojo de nervios y de deseo. Y de nuevo volví a sentir como una polla buscaba mi esfínter para abrirlo y entrar dentro de mí.
-Ahí, empuja sin miedo. -Dije entre dientes al sentir la presión de su glande.

No era una polla de un tamaño descomunal, pero para mi gusto estaba muy bien. Sentí un poco de dolor al principio, pero tan pronto como entraron los primeros centímetros el dolor se tornó en placer, físico y psicológico.
En estos momento, cuando estoy intentado explicarlo, me parece revivir esa sensación, y siento como unos latidos en mi ano, y un deseo inmenso de ser penetrado. Sentir como un hombre goza contigo y dentro de ti, como envidio a las mujeres por ello.
-Ya la tienes toda dentro. ¿Estas bien? -Su voz era calenturienta.
-Si, estoy bien, me encanta, sigue, muévete, hace mucho que no me follan, lo necesito.

Sus movimientos iban en aumento, cada vez me la metía con más fuerza, decía algunas palabras pero yo no las entendía. De nuevo, y como me ocurrió la primera vez que me follaron, hace de ello muchos años, tenia una erección tremenda, tanto que hasta me dolía el pene por ello. Pero lo estaba pasando en grande, no quiera que aquello terminara.

Al cabo de unos minutos sentí algo que me era familiar, el cuerpo de mi amigo se tensó por unos instantes, a la vez que empujó tan fuerte que casi caigo hacia delante, sentí los espasmos de su polla corriéndose dentro de mi culo, cuando noté que se había relajado me dejé caer sobre el colchón, y el hizo lo propio dejándose caer sobre mi con su polla aun dentro. Entonces eyaculé con el solo roce de la toalla que había bajo nosotros. Liberando así mi polla de la presión que aun tenia.

Solo entonces tomé conciencia del peso de su cuerpo sobre el mio, supongo que aun no había retirado su polla de mi culo, pero ya no la sentía, lo dejé que descansara, se lo había ganado.
Cuando se puso en pie, liberando mi cuerpo de su peso, nos miramos, aun con la respiración agitada, sonriendo a pesar de la tristeza pos-coito.

-¿Te ha gustado? -Pregunto mientras tiraba el preservativo a la papelera.
-Me ha encantado, hace más de un año que no me follaban, y lo necesitaba. ¿Nos volveremos a ver?
-A mi también me ha gustado mucho, además me encanta tu culo. Supongo que nos volveremos a ver por aquí.
-Me encantaría.
Le dí una palmada en el culo y nos separamos allí mismo.

Desorientado di varias vueltas buscando las duchas, casualmente volví a pasar por delante del cuarto oscuro donde nos conocimos.
De el salían dos hombres, cuando miré hacia el interior, vi al tercero, el mas pequeño, con las manos apoyadas en la pared y las piernas abiertas. De su boca escapaban gruñidos y gemidos, parecía estar recuperándose de algo muy fuerte.
A este se lo acaban de follar los otros dos, pero a lo bestia, pensé…

Por fin encontré las duchas y me volví a casa, ahora esta puta pandemia nos ha cambiado la vida, ya veremos que pasa más adelante.
Espero que os guste y así me animéis a seguir escribiendo.
Besos a todos y a todas.
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